El Fobaproa de Ernesto Zedillo fue un polémico rescate bancario que convirtió deuda privada en deuda pública, con un costo que aún paga el Estado mexicano.
El Fobaproa, ejecutado durante el sexenio de Ernesto Zedillo, se convirtió en uno de los capítulos más polémicos de la historia económica reciente de México.
Apenas iniciado el sexenio de Ernesto Zedillo, México enfrentó una de sus crisis más graves.
La inestabilidad política tras el asesinato de Colosio, el levantamiento zapatista y la entrada en vigor del TLCAN coincidieron con una fuerte devaluación del peso.
La banca, privatizada apenas cuatro años antes, colapsó: el 44% de su cartera era incobrable y muchas instituciones enfrentaban la quiebra.
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Ante esta situación, el gobierno activó el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), un mecanismo legal creado en 1990 pero utilizado a gran escala por Zedillo.
Su objetivo: evitar la caída del sistema bancario mediante la compra masiva de cartera vencida y la capitalización de bancos con dinero público.
Deuda para todos, beneficios para unos cuantos
En 1998, el Gobierno de Zedillo propuso convertir los pasivos del Fobaproa, más de 550 mil millones de pesos, en deuda pública. Con el respaldo del PRI y el PAN, la propuesta fue aprobada, pese a la oposición férrea del PRD y de su entonces dirigente, Andrés Manuel López Obrador.
El Fobaproa de Ernesto Zedillo dejó una deuda que aún pagan los mexicanos
El argumento oficial era proteger a los pequeños ahorradores, pero la falta de transparencia desató sospechas: empresarios vinculados al poder, como Carlos Cabal Peniche, figuraban entre los beneficiarios.
La medida causó recortes en gasto social y sembró dudas sobre la legalidad del proceso.
El Fobaproa de Zedillo marcó un parteaguas: reveló los lazos entre política y banca, y dejó una factura histórica que, décadas después, los mexicanos aún pagan.