Han pasado tantos años pero pareciera que la interminable búsqueda del príncipe azul no termina.
Es sorprendente que hemos evolucionado, o creemos que hemos evolucionado de distintas
formas pero la realidad es que seguimos bajo el mismo sistema patriarcal enfocado en
buscar nuestra “otra mitad” como si nosotras mismas no fuéramos más que suficientes, y no
solo eso, siendo las malas en un discurso colectivo que nos orilla en estar en la interminable
búsqueda de validación a través de figura masculina.
Es muy difícil poner toda esta terminología en un momento en donde pareciera que
tenemos mucho más acceso a la información y todos estos conceptos, pero la realidad es
que vivimos en un aletargamiento por la búsqueda incansable de esa persona que nos
ayudará a darle un valor social a nuestras vidas.
La historia perfecta, el hombre “perfecto” guapo, empresario, fiel, romantico, cariñoso y
capaz de complacer todos los caprichos de una princesa esperando ser rescatada por ese
“príncipe azul” del que tanto nos han hablado; y no solo eso, con que una lo consiga es
señal de aspiración del que todas podemos poseer.
Ese deseo inalcanzable para muchas de nosotras, en donde debieron o deberían
enseñarnos a ser nuestro propio príncipe azul, a rescatarnos nosotras mismas de esa
creencia limitante que nos han estado infundiendo a lo largo de los años, que solo produce
frustración y la toma de decisiones equívocas del anhelo.
Angie la Fregona
