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Hablemos de la Ley de Ciberacoso y lo que no se ha dicho

Hablemos de la Ley de Ciberacoso y lo que no se ha dicho
Hablemos de la Ley de Ciberacoso y lo que no se ha dicho

Voy a decir algo que va a resultar increíble para varios, pero es real, estoy a favor de la Ley de Ciberacoso. Les voy a decir otra cosa, dudo que una sola persona pise la cárcel por ella. Les explico por qué.

Si quiero, puedo; si empiezo, me sale; tengo cierta habilidad para viralizar contenido en redes sociales, más en X. Durante algunos años lo hice desde mi cuenta personal. Me tocó ser: “la puta”, “la pendeja”, “la hija de la chingada”, a la que van a matar, etc., etc., etc. Y si les hablara de las fotos que he recibido por inbox y los ofrecimientos de ponerme lo de las fotos en alguna cavidad, como si ese fuera mi deseo.

El ciberacoso y el ciberasedio surgen normalmente desde el anonimato. Desde cuentas bot o personajes falsos que injurian, comparten contenido y se ofenden cuando los exhiben.

Lo aprendí cuando exhibí al Hechizero, un sicario digital disfrazado de justiciero ciudadano y de protector de animales. No aguantó que lo evidenciara con pruebas, mismas que él no tenía y me bloqueó.

También podría ponerles como ejemplo a una “líder” panista que opera en San Baltazar, que trabajó en el marinismo con Pericles Olivares a la que evidencié y mágicamente dejó de atacarme. Pero es acosadora profesional de Nay Salvatori, Grace Palomares, José Luis García Parra, Susana Riestra, Víctor Cabrera y varias personas más.

Tras años de insultos, de acoso y de asedio, la piel se engrosa. Al no existir una figura jurídica que me protegiera, entendí que no quedaba más que confrontar a los bullies.

Creo que si me quejo de acoso, no debo acosar, ni insultar, ni injuriar, es una cuestión de congruencia básica. También creo que hay mucho que hablar sobre el desempeño de los políticos como para meternos en temas personales, físicos o inventar cosas.

Ya si no pueden ser críticos desde el respeto, es porque el cerebro no les da… Como decía mi bisabuelo, “cuando el sabio señala la luna, el tonto se fija en el dedo”.

Pero, celebren la ley, opositores digitales. ¿No saben por qué?

Es una gran manera de proteger a los críticos de las granjas de bots a las que liberan, en muchas ocasiones, los coordinadores de las áreas de Comunicación de los gobiernos. Y es facilísimo de donde sale el ataque, solo hay que revisar los perfiles y constatar que lo único que comparten, es la información oficial del gobernante criticado.

También permitirá a los ciudadanos que son mencionados en espacios como los detectores de mentiras que se transmiten en las conferencias oficiales por medio de redes sociales, denunciar a los gobernantes.

No han entendido la gran herramienta de defensa que surgió hoy con Ley de Ciberacos. Voy a decir algo que no les va a gustar, están preocupados porque no se reconocen como ciberacosadres.

Pero no se preocupen, que por su redacción, la Ley deja tanto espacio a la subjetividad que vendrán cientos de denuncias pero dudo que alguna prospere.

¿Por qué?

Leamos el artículo de la Ley de Ciberacoso que se votó hoy:

“Artículo 480. Comete el delito de ciberasedio quien a través de la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación, redes sociales, correo electrónico o cualquier espacio digital insulte, injurie, ofenda, agravie o veje a otra persona, con la insistencia necesaria para causarle un daño o menoscabo en su integridad física o emocional”.

Hay un elemento subjetivo en el tipo penal que genera varias hipótesis: “insistencia necesaria”.

La primera hipótesis es que se deja a la interpretación y a la subjetividad de un dictamen pericial la afectación emocial de la presunta víctima por la insistencia de un acosador.

En pocas palabras, tendría que presentarse una pericial sicológica que respalde que hay un daño. Pero ese daño tiene que ser atribuido de manera directa a la conducta de una sola persona. ¿Cómo van a hacer responsable a una persona si la pericial sicológica no arroja nombres, solo daños? La Ley no aplica.

Hay dos hipótesis más, la primera, si el verbo insistir significa, reiterar, repetir o hacer hincapié en algo, ¿cuál es el número de actos que causan daños? La respuesta es simple, desde un solo acto. La ley no aplica.

Sin insistencia por parte de la misma acosadora o acosador, podría igual causarse daño. Es decir, si una sola persona es atacada por comentarios únicos de 25 presuntos acosadores en una publicación de redes sociales, no existe la insistencia necesaria de uno. La ley no aplica.

Por otro lado, si la conducta se repite en diferentes publicaciones, hablamos de momentos distintos y de hechos distintos, por tanto, la ley no aplica.

Lamento que un esfuerzo que me parece necesario, como la Ley de Ciberacoso, no vaya a prosperar, pero por lo pronto espantará a los acosadores anónimos, intrépidos y gubernamentales.


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Itandehui Rodríguez

Itandehui Rodríguez

Poblana, tutora de Monólogos de Ménade, responsable de lo que dice y hace y no de lo que le inventa. Resiliente, en constante reinvención y en una relación.