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Afores 2025… Reír llorando

Es mejor reír llorando que pensar para qué alcanzan las Afores en 2025

Es mejor reír llorando que pensar para qué alcanzan las Afores en 2025

¿ADÓNDE VAN LAS AFORES?: Imagine que usted ahorró toda su vida laboral, renunció a lujos innecesarios (¿existen los necesarios?), hizo caso a los consejos del asesor financiero que le habló de ‘diversificación’ y ‘rendimientos a largo plazo’, y que por fin llegó ese día soñado: su retiro. Pero al abrir su estado de cuenta de las Afores… descubre que tiene menos que cuando empezó y su futuro de prometido bienestar se oscureció. Y ahí, justo en ese momento, entiende el verdadero significado de ‘reír llorando’.

En abril de 2025, las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores) en México registraron minusvalías por 31,674 millones de pesos, marcando el primer mes de rendimientos negativos en el año. Esta pérdida se atribuye principalmente a la volatilidad de los mercados derivada de la política arancelaria del presidente estadounidense Donald Trump. Parece que hasta nuestros ahorros decidieron tomarse un descanso… forzado.

Entre enero y abril de 2025, los retiros por desempleo de las Afores alcanzaron los 11,286 millones de pesos, un incremento del 11.1% respecto al año anterior. Solo en abril, se retiraron anticipadamente 3,084 millones de pesos, un récord histórico para ese mes. Es como si los trabajadores dijeran: “Si no hay trabajo, al menos que haya efectivo”.

CUANDO EL INGENIO SE DESVÍA: La CONSAR detectó prácticas fraudulentas en los retiros por desempleo, donde asesores y falsos gestores ofrecían a los trabajadores sacar miles de pesos de sus cuentas a cambio de jugosas comisiones. Es como si algunos encontraran en las Afores una nueva forma de emprendimiento… poco ética, claro está.

A pesar de las pérdidas en abril, las Afores acumularon plusvalías por 276,164 millones de pesos entre enero y abril de 2025. Además, al 13 de mayo, las plusvalías volvieron a niveles positivos, con un incremento de 109,180 millones de pesos. Parece que, después de la tormenta, viene la calma… al menos por ahora.

Si bien el “efecto Trump” ha metido ruido en los mercados y ha hecho temblar a las Afores, sería ingenuo pensar que todo viene del norte. En México, la falta de políticas económicas coherentes y verdaderamente programáticas para fomentar la inversión y el empleo está haciendo su parte… y no de la buena. La estrategia económica parece más bien una improvisación de stand-up, un poco de populismo por aquí, otro decreto improvisado por allá, y cero certezas para los inversionistas. Porque si algo espanta más que un arancel o un apagón veraniego, es un gobierno que no sabe si va a estimular el crecimiento o solo a repartir pastel sin hornearlo.

A este cóctel de incertidumbre se le suma la inseguridad creciente. En un país donde las inversiones se piensan dos veces —no por la tasa de interés, sino por la tasa de homicidios—, el crecimiento se convierte en un lujo. La violencia en carreteras, centros urbanos y hasta zonas industriales, ya no solo afecta la percepción del país, sino los costos logísticos, el turismo y la confianza empresarial. Así, la economía mexicana baila peligrosamente cerca del abismo de la recesión, con el nerviosismo propio de quien juega a la cuerda floja… sin red de protección y con la orquesta desafinando el himno al optimismo.

¿QUÉ NOS DEPARA EL FUTURO?: La situación de las Afores en 2025 refleja los desafíos económicos actuales: volatilidad en los mercados, aumento en los retiros por desempleo y prácticas fraudulentas. Sin embargo, también muestra la resiliencia del sistema y la importancia de la supervisión y regulación. Tal vez no estemos en el mejor momento, pero con información y precaución, no con la frivolidad e ignorancia actuales, podemos tomar decisiones más acertadas para nuestro futuro financiero, y el de nuestros hijos.

Las Afores y la recesión mexicana
Las Afores y la recesión mexicana


DE FONDO: La fragilidad del sistema de Afores en México durante 2025, es evidenciada por las recientes minusvalías, el aumento en los retiros por desempleo y la creciente desconfianza de los trabajadores. Todo eso se llama incertidumbre y presagia crisis y recesión.

Más allá de la coyuntura internacional, como la perversa política arancelaria de Estados Unidos, el problema de fondo es estructural. No existe una política económica integral que fortalezca el ahorro para el retiro, ni un entorno de seguridad ni de crecimiento económico sostenible que lo respalde. La volatilidad financiera no es el problema en sí, eso es una consecuencia, la causa está en la falta de amortiguadores institucionales, fiscales y sociales que protejan a los trabajadores cuando esa volatilidad golpea.

DE FORMA: Diversos autores han analizado la debilidad de los sistemas de pensiones en América Latina, uno de los más certeros ha sido el economista chileno Andrés Solimano, quien advierte que sin empleo formal, tasas reales de retorno razonables y sistemas solidarios, los fondos individuales de retiro están condenados a ser “estructuras regresivas que profundizan la desigualdad”.

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En línea con Solimano, el caso mexicano muestra cómo la falta de visión estratégica y la captura política de decisiones técnicas transforman un sistema con potencial en una fuente constante de angustia para millones, privilegiada por el tristemente célebre “ahí se va”. La forma, cuando no se cuida, se convierte en simulación.

DEFORME: Lo más aberrante de todo esto no es que las Afores tengan altibajos —eso es parte del juego financiero— sino que, mientras los trabajadores pierden años de esfuerzo en minusvalías y retiros por desempleo, desde el gobierno se sigue vendiendo la idea de que el sistema de pensiones va viento en popa… aunque el barco tenga una fuga del tamaño del déficit fiscal, o del gasto en el Tren Maya…

Peor aún, no hay una estrategia clara ni un plan de acción para fortalecer el ahorro, generar empleo formal, o darles certidumbre a las inversiones. En cambio, tenemos discursos triunfalistas, ocurrencias como fondos mágicos, planes sin soporte y reformas sin cálculo actuarial, mientras la gente tiene que pagar con una vejez incierta las fantasías políticas de hoy.

Porque si algo define este modelo, es que cuando la realidad no cuadra con la propaganda, se prefiere ajustar los espejos… en lugar de arreglar el motor. Total, para eso están los jubilados: para aplaudir sentados o votando incongruencias judiciales, mientras su futuro se esfuma y el de sus hijos se bifumina.

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