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El costo económico de una elección sin brújula

El alto costo de la elección judicial
El alto costo de la elección judicial

CIRUJANOS SIN TÍTULO: Imagine el amable lector que va al hospital porque necesita una cirugía de corazón… y al llegar, le dicen que el cirujano será producto de una elección por votación popular entre los pacientes de la sala de espera. Uno propone a su cuñado “porque es muy bueno viendo series de médicos”, otro sugiere a la señora de intendencia porque “es bien trabajadora”, y al final gana un influencer que nunca ha abierto un libro de anatomía, pero tiene muchos seguidores en TikTok.

Ahora, cambie el hospital por la Suprema Corte de Justicia, el corazón por la economía mexicana… y bienvenido al 1 de junio de 2025.

Una elección desordenada de ministros, jueces y magistrados como la de ayer mismo, elimina la certeza jurídica, generar volatilidad financiera, frena inversiones y deteriorar la percepción internacional de México. El Poder Judicial es pilar de confianza: si se tambalea, el impacto económico es inmediato y profundo.

Hay antecedentes que debieran de ser aleccionadores, pero si se gobierna con ignorancia o mala fe, el destino no tarda en alcanzarnos, o nos alcanzó ayer. Fitch Ratings degradó la calificación de Polonia en 2016 al observar que las reformas judiciales del gobierno “minaban el estado de derecho”. Hungría perdió 40% de su inversión extranjera directa entre 2011 y 2013 tras debilitar su sistema judicial. El índice de Estado de Derecho generado por el World Justice Project, el organismo de la materia más reconocido en el planeta,  bajó a México del puesto 92 al 116 desde 2018. ¿Puede la economía número 12 del mundo -y cayendo- darse el lujo de ser la 116 en Estado de Derecho?

Según el Banco Mundial, los países con bajo respeto al Estado de Derecho reciben hasta 60% menos de Inversión Extranjera Directa. La IED en México cayó 8% en 2024 pese al nearshoring, debido a incertidumbre legal y judicial. ¿Usted cree que mejorará con el ejercicio minoritario del domingo? ¿Hubo y hay corrupción?, sin duda. Con elección popular a base de acordeones no va a terminar, y puede empeorar.

Centrémonos en la economía. El tipo de cambio mexicano ha reaccionado negativamente ante reformas que afectan la Corte Suprema o el INE. Un Poder Judicial capturado eleva el riesgo país, encareciendo deuda pública y privada.

Dato duro, y real. El real brasileño perdió 3% de su valor tras escándalos que comprometieron a su Poder Judicial. La inversión cayó 12% y la percepción de justicia colapsó. Y sí, Cuando la justicia se elige como reina de carnaval, el que gana no es el pueblo… es la impunidad.

ECONOMÍA JUDICIAL: Sigamos con nuestro ejemplo médico/económico. Piense que va a someterse a una cirugía delicada y, en vez de un cirujano certificado, le dicen que otros pacientes van a votar quién lo opera. Uno promete usar tijeras con experiencia, otro dice que va a operar “con el pueblo en el corazón”, y un tercero asegura que “la medicina está sobrevalorada”. Bienvenido al quirófano del nuevo sistema judicial mexicano.

El gobierno, no el pueblo que lo eligió, decidió de manera poco ortodoxa que los ministros, magistrados y jueces federales sean elegidos por voto popular. Se busca “democratizar la justicia”, según la narrativa oficial, sin embargo, no hay definiciones claras sobre mecanismos de elección, requisitos técnicos, duración de campañas ni reglas de elegibilidad, ya lo vimos en la desangelada jornada de ayer, inmediatamente maquillada oficialmente,

En todo el mundo, incluso en China, inversores y empresas dependen de la certeza legal.

 La elección de jueces por voto popular conlleva sesgos ideológicos y partidistas, inestabilidad y fallos populistas.  Empresas globales evalúan riesgo país antes de invertir. Con acciones como la de ayer, México pierde competitividad frente a países como Brasil, Chile o Colombia.

La sola discusión de la reforma ha generado salida de capitales y aumento del riesgo país (JP Morgan: de 407 a 464 puntos).  Este dato duro, encarece el dinero, aumenta el pago de intereses y se refleja en un aumento de precios que usted percibe en el súper. Analistas como Barclays, Citi y BBVA advierten vulnerabilidad del peso ante shocks institucionales.

Si se debilita la independencia judicial, las calificadoras pueden rebajar la nota crediticia (calidad del deudor).   Esto elevaría las tasas de interés para México. Curioso que sigamos el ejemplo de Venezuela, donde la Elección judicial por control político terminó en una justicia servil y una casi total pérdida de inversiones y un empobrecimiento masivo del 50% de la población. Los ingresos fiscales cayeron y la deuda se volvió impagable. Venezuela suspendió los pagos de su abultadísima deuda el 9 de diciembre de 2017. Venezuela nada en petróleo, pero muere de sed.

Te invitamos a leer: Ahí viene el lobo… y no hacemos caso.

Con el evento de ayer consumado, México corre el enorme riesgo de politizar sus ya numerosos litigios comerciales y laborales, lo que aumenta el inminente riesgo de que las sentencias se dicten por conveniencia electoral y no por legalidad. Las pymes y los ciudadanos “de a pie”, principales generadores del ya insuficiente ingreso fiscal, no confían en un sistema judicial manipulado por encuestas o propaganda.

La justicia no puede estar sujeta al aplausómetro. El crecimiento económico exige instituciones sólidas, no campañas judiciales. Como bien advierte Douglas North, premio Nobel en Economía, “las instituciones importan”. Y las instituciones jurídicas fuertes son la base del crecimiento sostenido. Proponer que el juez de un juicio millonario sea electo como si fuera Reina de la Primavera es una receta no para democratizar la justicia… sino para sepultarla entre mantas, acarreados y discursos de TikTok.

Dejemos nuestro ejemplo médico, vayamos a algo más universal. Ahora Imagine que en pleno segundo tiempo de una final de futbol, el juego del hombre, se detiene el partido para que el público elija al árbitro… por votación popular, con selfies y porras. No suena muy justo, ¿verdad? Así de absurdo podría ser para los mercados e inversionistas el escenario de una elección improvisada del Poder Judicial en México.

Cuando llegue el cercano momento de resolver un conflicto empresarial, una crisis de deuda o un divorcio, los jueces electos bajo este sistema podrían sentenciar con base en encuestas en redes sociales. Porque, al final, ¿quién necesita jurisprudencia cuando tienes una tendencia en Facebook que decide por ti? Además, hay que ser agradecidos con el vecino que dio la “carta de recomendación”, faltaba más.

DE FONDO: La elección popular directa de jueces sin garantías de idoneidad, preparación ni imparcialidad se traduce en justicia clientelar, impunidad selectiva y debilitamiento institucional. La medicina no justifica el diagnóstico. Si la independencia judicial se erosiona y las decisiones económicas quedan en manos de jueces electos por popularidad, el riesgo de una recesión acelerada se dispara.

Sin una justicia sólida que garantice seguridad jurídica, la inversión privada se desploma, los mercados entran en pánico y los capitales buscan refugio en economías más estables. La historia ya nos ha enseñado que cuando el sistema judicial se convierte en un brazo político, las reglas económicas dejan de ser confiables. Cuando nadie confía en el futuro, el presente se define por la fuga de inversiones, se provoca una inflación descontrolada y un crecimiento se estanca. En otras palabras, cambiar jueces por influencers judiciales no democratiza la economía… la condena a una crisis autoprovocada.

DE FORMA: Autores como Thomas Carothers y Daniel Ziblatt han advertido que las democracias modernas mueren no con golpes militares, sino mediante el deterioro lento y legal de sus instituciones. Si el Poder Judicial pierde su carácter técnico y meritocrático, se convierte, desde ya, en botín electoral. La forma de elegir jueces importa tanto como su función.

DEFORME: Lo más absurdo ha sido ver campañas de jueces regalando tazas, haciendo TikToks o prometiendo sentencias populares, ajenas a la justicia que se pretende, a cambio de votos. Una justicia electa al calor del aplauso y al compás del acordeón se parece más a un concurso de popularidad que a un ejercicio de derecho. Y cuando la toga se vuelve camiseta de campaña, el Estado de Derecho se queda en paños menores.

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Viajero frecuente estrella roja
Adalberto Füguemann

Adalberto Füguemann

Economista, conferencista y consultor Asociado y Generador de Alianzas Estratégicas para las firmas Taller Especializado de Arquitectura Mexicana, APLA Consultores, STA Consultores y Esfera