“El mataindigentes” sembró terror en Guadalajara en 1989 al asesinar a personas en situación de calle. Entre enero y marzo, mató al menos a nueve hombres con un disparo en la cabeza. La ciudad vivió 64 días de miedo e incertidumbre.
Además, la prensa bautizó al asesino como “el mataindigentes” por su selección de víctimas. Los crímenes, cometidos con una pistola Beretta calibre 7.65, generaron pánico. La policía enfrentó dificultades para identificar al culpable.
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“El mataindigentes” y el terror en las calles de Guadalajara en 1989
Primero, “el mataindigentes” actuó en la noche, aprovechando el frío invernal. Sus víctimas, hombres mayores sin hogar, dormían en banquetas. Un disparo certero en la cabeza acababa con sus vidas.
Por otro lado, los asesinatos ocurrieron cada dos semanas aproximadamente. El arma dejaba casquillos junto a los cuerpos. “El mataindigentes” escapaba en un Volkswagen, según testigos. La prensa reportó hasta 14 víctimas posibles.
Además, una víctima destacada fue Vicente Hernández Alexandre, conocido como “El Raffles mexicano”. Este hombre de 89 años, un ladrón legendario de los años 30, murió en un callejón. Su caso atrajo la atención de los medios.
Por ello, los diarios locales, como El Informador, cubrieron los crímenes ampliamente. Los titulares alertaban sobre un asesino serial en Guadalajara. El miedo llevó a los ciudadanos a evitar salir de noche.
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Investigación policial y captura de Osvaldo Ramírez
Más tarde, la policía implementó medidas para proteger a los indigentes. Abrieron albergues temporales para resguardarlos del frío y del asesino. Sin embargo, pocos aceptaron refugiarse por desconfianza.
Además, las autoridades arrestaron a varios sospechosos sin pruebas sólidas. En abril de 1989, detuvieron a Osvaldo Ramírez en un hotel de avenida Vallarta. Él confesó haber matado a su pareja, mas no ser “el mataindigentes”.
Por otro lado, los investigadores notaron inconsistencias en el caso. Ramírez no tenía antecedentes penales, y las descripciones del asesino variaban. Algunos testigos aseguraron que “el mataindigentes” cojeaba, detalle que Ramírez cumplía.
Finalmente, la policía atribuyó todos los crímenes a Ramírez. Sin embargo, la falta de evidencia forense generó escepticismo. Muchos creen que Ramírez fue un chivo expiatorio.
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En resumen, “el mataindigentes” marcó un capítulo oscuro en Guadalajara en 1989. Sus crímenes, aún sin un culpable claro, generaron miedo colectivo. La captura de Ramírez no resolvió todas las preguntas.
Además, el caso inspiró una novela y dejó un impacto cultural. En 2018, nuevos asesinatos de indigentes reavivaron la pregunta: ¿regresó “el mataindigentes”? Las autoridades no investigaron esta conexión.
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Por último, reflexiona sobre la vulnerabilidad de las personas en situación de calle. Sus historias, como la de “El Raffles mexicano”, merecen recordarse. Comparte para visibilizar este caso histórico.
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