Durante años, Griselda López fue mucho más que la esposa de El Chapo: tejió relaciones, movió recursos y protegió a sus hijos en la guerra interna del narco.
Griselda López Pérez no fue una figura decorativa en la vida de Joaquín “El Chapo” Guzmán, ni en el Cártel de Sinaloa.
Fue una operadora estratégica, una figura de poder silencioso y la madre de Ovidio y Joaquín Guzmán López.
Su papel trascendió la familia: tejió vínculos políticos, controló negocios y operó recursos.
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El reciente cruce a Estados Unidos, junto a 16 familiares, marcó un punto de quiebre. No se trató de un traslado cualquiera, sino de la reubicación de la mujer que sostuvo el ala de “Los Chapitos” desde las sombras.
Su historia ilustra cómo las mujeres también han sido decisivas en el crimen organizado, aun sin figurar al frente.
Griselda López operaba en las sombras
Griselda nació el 19 de agosto de 1959 y fue la segunda esposa de El Chapo. Tuvieron cuatro hijos, entre ellos Ovidio. Durante los años de auge del cártel, su presencia fue constante, incluso cuando Guzmán Loera estuvo preso.
A diferencia de otras parejas del capo, Griselda no solo estuvo presente, sino que operaba: firmaba empresas, gestionaba propiedades y tejía relaciones políticas.
De las visitas al penal al rancho de Jesús María
Desde los años 90, Griselda fue reconocida por la DEA como una figura operacional. En 1995, logró entrar al penal de Puente Grande gracias al apoyo de Dámaso López Núñez.
Décadas después, figuraba como dueña del rancho donde fue detenido Ovidio en 2023, y donde se celebró una comida con funcionarios locales días antes del operativo.
Griselda cruzó a EU con su familia
El 9 de mayo de 2025, Griselda cruzó a EE. UU. con otros 16 familiares, bajo resguardo federal. Llevaban más de 70 mil dólares y equipaje de lujo.
El traslado ocurrió en el marco de la negociación de Ovidio con el Departamento de Justicia. Para analistas, la presencia de Griselda es señal clara de su importancia: no por ser madre, sino por ser operadora.
Aunque siempre negó públicamente que sus hijos estuvieran ligados al narco, Griselda cubría gastos de funerales, hablaba con funerarias y coordinaba apoyos en Jesús María. Para muchos en Sinaloa, ella representaba más ayuda que el propio gobierno.