El primer asesino serial mexicano, Francisco Guerrero, conocido como “El Chalequero,” asesinó a unas 20 mujeres en la Ciudad de México entre 1880 y 1888. Operó en la colonia Peralvillo, cerca del río Consulado, donde abandonaba los cuerpos. Su actividad delictiva coincidió con la de Jack el Destripador, lo que llevó a la prensa a compararlos. Guerrero, detenido en 1888 y nuevamente en 1908, murió en prisión en 1910.
El primer asesino serial mexicano nació en 1840 en el Bajío, en una familia pobre. Fue el undécimo hijo, criado en un entorno de abusos maternos y ausencia paterna. A los 22 años, se mudó a la Ciudad de México y trabajó como zapatero. Su vida personal incluyó un matrimonio, cuatro hijos y múltiples amantes, algunas de las cuales lo mantenían.
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Perfil criminológico del primer asesino serial mexicano
El primer asesino serial mexicano exhibió rasgos de psicopatía. Carecía de empatía, manipulaba a otros y mostraba una autoestima inflada. Sus ataques de ira y promiscuidad reflejaban un trastorno antisocial de la personalidad, según criterios modernos. Carlos Roumagnac, pionero de la criminología mexicana, lo describió como un “degenerado inmoral violento” en 1906, alineándose con las teorías de Cesare Lombroso sobre criminales natos.
Guerrero era un asesino organizado, planificando sus crímenes con precisión. Abordaba a sus víctimas ofreciendo contratar sus servicios como prostitutas, luego las violaba, estrangulaba o degollaba. Usaba un cuchillo de zapatero para mutilarlas, dificultando su identificación. Su misoginia, posiblemente derivada de un rechazo materno, lo llevó a proyectar odio hacia las mujeres, especialmente trabajadoras sexuales.
Perfil victimológico y contexto social
El primer asesino serial mexicano atacó principalmente a prostitutas, un grupo vulnerable en el México porfirista. Sus víctimas, como Candelaria García, Francisca Rivero y Margarita Rosas, eran mujeres marginadas, fáciles de abordar en Peralvillo. Su última víctima, Antonia, una anciana, también pertenecía a un sector desprotegido. La pobreza y la falta de protección social facilitaron estos crímenes.
La Ciudad de México, con 325,707 habitantes en 1900, crecía rápidamente, según datos históricos. La urbanización y la desigualdad generaban entornos propicios para la criminalidad. Las trabajadoras sexuales, estigmatizadas, carecían de acceso a justicia. La prensa de la época, como los grabados de José Guadalupe Posada, retrató estos crímenes, amplificando su impacto cultural.
Fallas institucionales y legado criminal
El primer asesino serial mexicano expuso fallas en el sistema judicial porfirista. En 1888, Francisco Chávez lo detuvo tras denuncias vecinales, pero solo lo condenaron por dos crímenes debido a falta de pruebas. Porfirio Díaz redujo su sentencia de muerte a 20 años, y un error burocrático lo liberó en 1904. En 1908, un reportero lo identificó tras otro asesinato, revelando ahora, deficiencias en la vigilancia.
La falta de métodos forenses limitó las investigaciones. En 1888, las autoridades no vincularon todos los asesinatos al mismo culpable. La censura inicial del régimen porfirista minimizó la cobertura mediática, retrasando la acción policial. Estas fallas permitieron a Guerrero operar durante años, consolidando su notoriedad como el primer asesino serial mexicano.
El caso de Guerrero marcó la criminología mexicana. Roumagnac y otros comenzaron a estudiar perfiles criminales, aunque con enfoques lombrosianos hoy obsoletos. Los grabados de Posada y la novela “Carne de ataúd” de Bernardo Esquinca reflejan su influencia cultural. En 2024, México registró 3,723 feminicidios, según INEGI, mostrando que la violencia de género persiste.
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El primer asesino serial mexicano dejó un legado sombrío. Sus crímenes evidenciaron la vulnerabilidad de las mujeres marginadas y las carencias institucionales. La sociedad mexicana, impactada, empezó a debatir la justicia y la seguridad. Guerrero murió en Lecumberri en 1910, posiblemente por tuberculosis o tifoidea, sin mostrar arrepentimiento. Su historia sigue resonando en la memoria criminal del país.
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