Hoy, 17 de octubre, México celebra el derecho al voto de las mujeres, conmemorando un hito histórico que marcó un punto de inflexión en la lucha por la igualdad de género en el país.

Desde su aprobación en 1953, las mujeres mexicanas han tenido la oportunidad de votar y ser candidatas en elecciones a nivel federal. Sin embargo, el camino hacia este logro estuvo plagado de desafíos y resistencias que vale la pena recordar.

El reconocimiento del derecho al voto de las mujeres en México se materializó en 1953, durante el periodo presidencial de Adolfo Ruiz Cortines.

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El gran logró de las mujeres mexicanas

Fue un logro que se gestó desde décadas atrás, con los primeros brotes de activismo por el sufragio femenino en el país en el siglo XIX.

A lo largo del siglo XX, alrededor de 84 naciones aprobaron el sufragio femenino, destacando el papel de las mujeres mexicanas en la lucha por sus derechos políticos.

María Marván Laborde, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, señala que el proceso para reconocer el derecho al voto de las mujeres en México tuvo un inicio previo en el sexenio de Lázaro Cárdenas, cuando se planteó en la Cámara de Diputados y el Senado.

Sin embargo, Cárdenas decidió no promulgar la reforma al artículo 34 de la Constitución.

La negación del derecho al voto a las mujeres se debió, en parte, a la creencia de algunos miembros de partidos políticos, como el Partido Acción Nacional (PAN), de que si las mujeres votaban, seguirían el mismo patrón de voto que sus esposos o padres, lo que anularía la diversidad política.

En 1947 se otorgó el derecho al voto a nivel municipal

En 1947, se otorgó a las mujeres el derecho al voto a nivel municipal, temiendo la influencia de la religión y la fuerza conservadora en las decisiones políticas.

Georgina Cárdenas Acosta, académica de la licenciatura en Sociología de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, destaca que el 12 de febrero de 1947 se consignó en el Diario Oficial de la Federación la participación de las mujeres como votantes y candidatas.

Sin embargo, no fue hasta el 17 de octubre de 1953 que se estableció el sufragio universal en México, un logro alcanzado gracias al esfuerzo de muchas mujeres que durante décadas lucharon por este derecho.

El feminismo desempeñó un papel crucial en la articulación y lucha política de las mujeres mexicanas, quienes cuestionaron su falta de derechos políticos a pesar de sus contribuciones a proyectos políticos posrevolucionarios.

A pesar de haber obtenido el derecho al voto, las mujeres continuaron enfrentando resistencias debido a estereotipos de género arraigados en la sociedad.

La legislación no se acompañó de estrategias de sensibilización ni de políticas públicas que promovieran la igualdad de género y la participación de las mujeres en puestos de decisión.

La configuración masculina del poder político en México fue un obstáculo importante, ya que no se reflejaba en la práctica la igualdad establecida por la ley.

Avance en la política

Las mujeres avanzaron en la política, pero a un ritmo lento debido a las barreras que enfrentaron.

Las cuotas de género se convirtieron en una herramienta importante para impulsar la participación de las mujeres en la política. Inicialmente sugeridas, en el año 2000 se convirtieron en una obligación, y desde 2014 se estableció la paridad de género en las elecciones.

El Instituto Nacional Electoral (INE) reporta que en 2014, el Congreso de la Unión estaba representado por 254 mujeres y 374 hombres.

Paridad de género en la política

En la actualidad, las cifras indican que se ha logrado un congreso paritario, donde el 50% de los representantes son mujeres y el otro 50% son hombres.

Las diputaciones locales también muestran un avance significativo, pasando del 26% de mujeres en 2014 al 54% en la actualidad.

En cuanto a alcaldesas y presidentas municipales, el porcentaje se ha incrementado del 7% al 29%.

María Marván Laborde subraya que México ha logrado un avance cualitativo en términos de igualdad de género, superando a muchas naciones, incluso europeas y a los Estados Unidos.

A pesar de este progreso, ninguna mujer ha ganado la presidencia de México hasta el momento.

Sin embargo, persistieron artimañas por parte de algunos partidos políticos, como la denominada “paridad simulada”, que otorgaba candidaturas a mujeres pero permitía que los hombres tomaran el cargo después de ganar las elecciones.

Estas estrategias fueron rechazadas por la sociedad y se ajustaron las leyes para garantizar la participación efectiva de las mujeres en la política.

En la actualidad, los presidentes de México han buscado activamente incluir mujeres en sus gabinetes, reconociendo que el costo social de no hacerlo es alto.

Las mujeres se han demostrado capaces en roles de liderazgo, y la sociedad ha rechazado los argumentos sexistas que limitaban su participación en la política.

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