¡Que tan corto y pequeño le ha quedado el Congreso de Puebla a la gente! Porque se le ha olvidado que su deber es proteger a las poblaciones vulnerables del vorágine andar de la mayoría democrática. Y que piensa que al ser mayoría debe tener derecho sobre todo ser humano.
El Congreso es ese meme que dice: Justo cuando no esperaba nada de ustedes, ¡me decepcionan! Porque mientras debatía el tema de mi columna, salía un comunicado por parte de colectivas poblanas en donde hacían hincapié sobre el nombramiento de la diputada Mónica Rodríguez Della Vecchia (PAN), como presidenta de la Mesa Directiva del Congreso de Puebla.
Mismo nombramiento que podría atentar contra los derechos humanos y la progresividad, como lo afirman las colectivas. Pues de todos es bien sabido el pensamiento decimonónico, no sólo de ella, sino de su partido; el cual considera que los derechos deben ser consultados o peor aún ARREBATADOS.
Pero por si esto no fuera poco, por les juro que no lo es; el diputado Eduardo Castillo Lopez, comentó que en el Congreso se estudia el realizar una consulta ciudadana sobre la despenalización del aborto, cuando el tema del aborto ha sido trabajado por muchas colectivas en un Parlamento abierto en el 2021, que poca memoria la del diputado y la del Congreso mismo.
Recordemos que el acceso a un aborto seguro constituye un derecho que debería poseer toda mujer, niña o persona que pueda quedar embarazada. Su supresión provoca la violación de múltiples derechos. Como el derecho a la propia vida, a la salud, a la intimidad, a la autonomía o a no sufrir ni violencia, ni discriminación. Pero nuevamente se les ha olvidado que ¡los derechos no se consultan!
Se nos ha olvidado que la democracia no es la ley de la mayoría, sino la protección de las minorías. De grupos vulnerables, de personas violentadas, de grupos racializados, precarizados y que no puede seguir siendo privilegio de las mayorías.
Para romper estructuras hay que cuestionarlas, y dejar solamente de valorar el coste político que tendrán las decisiones en las elecciones, a muchos diputados les pesa más su sueldo, su puesto y su siguiente lugar en las futuras elecciones, que legislar a favor de las mujeres y de las minorías.
En el contexto actual, dominado por la violencia y la discriminación, la consulta no es el mecanismo idóneo para proteger los derechos humanos. Al contrario, abre un camino peligroso hacia la profundización de la discriminación que ha prevalecido hasta ahora. Porque recuérdenlo legisladores, los derechos no se consultan, se garantizan.
