A medida que Portugal conmemora el 50 aniversario de la Revolución de los Claveles, un evento que marcó el fin de 48 años de dictadura y el inicio de una democracia vibrante, es crucial recordar los sacrificios olvidados de aquel histórico día.

En medio del fervor popular y el cambio político imparable, la dictadura persistía en su desesperada resistencia, cobrando vidas incluso cuando su destino era inevitable.

Mientras los portugueses celebraban el advenimiento de la libertad, cinco personas perdieron la vida a manos del régimen moribundo.

En un último acto de brutalidad, agentes de la policía política abrieron fuego contra manifestantes frente a su sede, dejando un trágico saldo de cuatro civiles y un agente de seguridad muertos.

Sus nombres, apenas reconocidos en las páginas de la historia, encarnan el precio pagado por la libertad ese día fatídico: João Arruda, Fernando Giesteira, Fernando Barreiros dos Reis y José Harteley Barneto.

Aunque la Revolución de los Claveles se recuerda por su carácter pacífico, estas víctimas son un recordatorio sombrío de que la transición hacia la democracia no fue exenta de sacrificio.

Aún hoy, las circunstancias de sus muertes permanecen envueltas en el misterio, sin responsables identificados.

El periodista Fábio Monteiro, en su obra “Esquecidos em Abril”, busca rescatar sus historias del olvido, destacando la tragedia que se desplegó junto a la sede de la policía política, un episodio que a menudo se relega a las notas al pie de página de la historia.

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A pesar del paso del tiempo, el recuerdo de estos valientes perdura, como lo demuestra el gesto simbólico de rebautizar una calle en honor a Fernando Luís Barreiros dos Reis, el soldado que perdió la vida frente a la sede de la PIDE.

En medio de las celebraciones del aniversario, es crucial honrar su memoria y reconocer su sacrificio en el camino hacia la libertad.

La Revolución de los Claveles no solo marcó el fin de una era oscura, sino que también sentó las bases para una sociedad más inclusiva y abierta.

A medida que Portugal reflexiona sobre su legado, es imperativo renovar el compromiso con los valores de libertad y justicia que inspiraron aquel día histórico.

Que el lema “25 de abril siempre” nos recuerde la necesidad de defender continuamente los ideales por los que lucharon aquellos valientes, incluso en tiempos de desafío político.

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